El uso de distintos hábitats a lo largo de la vida de una tortuga marina implica que existan ciertos patrones de desplazamiento, inicialmente como medio de protección y, posteriormente, dentro del ciclo de reproducción y alimentación.
De forma general, se ha demostrado que existen hembras adultas retornan a poner sus huevos a las playas donde nacieron o a áreas cercanas a ellas, recorriendo en algunos casos miles de kilómetros, por lo que es necesario que cuenten con la capacidad de orientarse y navegar hacia un destino concreto. No se conoce con exactitud el modo en cómo se orientan a lo largo de tan largas distancias. Una hipótesis se centra en su capacidad de detectar el campo magnético terrestre [1]. Otras hipótesis incluyen la “lectura” de señales como la dirección de las olas, las corrientes, la temperatura del agua, la posición del sol o la detección de sustancias químicas en el aire o el agua captadas por el olfato. Es posible que el sistema de orientación sea complejo y que utilicen distintas señales naturales, pudiendo ser diferentes en distintas fases del desarrollo (crías, juveniles, sub-adultos, adultos).
Fuentes consultadas:
Brothers, J. R. & K. Lohmann. 2015. Evidence from geomagnetic imprinting and magnetic navigation in the natal homing of sea turtles. Current Biology 25: 392–396. http://dx.doi.org/10.1016/j.cub.2014.12.035.