La colecta de huevos para su consumo y la caza de hembras que acuden a anidar, fácilmente capturadas a mano, siguen siendo actividades que se realizan en regiones de Centroamérica o Asia, así como en algunos países del Mediterráneo oriental. Huevos y carne de tortuga son empleados por comunidades locales como alimento para su subsistencia o como productos comerciales. Todas las especies de tortugas se ven afectadas por estas prácticas, aunque la tortuga verde suele ser la más comúnmente consumida. Otras partes de las tortugas también eran tradicionalmente utilizadas, como la grasa o el caparazón. En el presente aún se utilizan caparazones como elementos de decoración.
En algunas playas o regiones de anidación, como la de Tortuguero (Costa Rica), donde tradicionalmente se ha realizado una explotación de las tortugas marinas, se ha podido cambiar el patrón de consumo por el de conservación y ecoturismo, que permite el acceso a nuevos recursos económicos sin realizar una explotación descontrolada de los huevos y las hembras y controlando la depredación natural y relacionada con la presencia del ser humano.